Demografía y baby boom postpandemia

Hace unos meses, hice una apuesta con un amigo sobre unas noticias que estaban saltando en los periódicos. Los medios indicaban que lo único positivo que iba a traer la pandemia a España era el crecimiento poblacional. Tanto tiempo encerrados en casa, sin nada que hacer, “obligados” a estar con nuestra pareja… Pues blanco y en botella.

Yo le discutía que el problema era mucho más profundo que todo eso y que muchas de las políticas pro-natalidad que los partidos proponen y que los gobiernos llevan a cabo eran puro papel mojado. Y así ha sido, las perspectivas de Baby Boom post-pandemia defraudaron. Porque a pesar del tiempo libre, a pesar de todas las facilidades, a pesar de todas las ayudas (económicas) existentes y por existir, el verdadero problema no sólo no ha desaparecido, sino que se ha acrecentado. Y el número de nacimientos sigue descendiendo (https://www.bbc.com/mundo/noticias-56446191).


Bueno sí que ha habido baby boom. Pero ha sido entre las ricas y las famosas de la prensa del corazón:
https://www.lavanguardia.com/gente/20200823/482916231902/baby-boom-confinamiento-coronavirus-famosas-mamas.html

Nº Hijos por mujer en el mundo

Gráfico de número de hijos por mujer en el mundo. Baby boom post-pandemia.

Empecé a investigar sobre este tema más en profundidad a raíz de los excelentes análisis en los vídeos de uno de nuestros economistas de cabecera, Domingo Pérez Gimeno para Libertad Digital. Me ha parecido muy interesante y comparto con él que los analistas suelen confundir excusas con razones. Llega a la conclusión de que sencillamente no tenemos hijos porque no entran en nuestros planes. Quizás por egoísmo. O porque queremos tenerlo todo: tenemos que ser superprofesionales, unos superpadres, viajar, tener relaciones perfectas, un montón de tiempo de ocio, un nivel económico estupendo… En nuestra planificación vital, los hijos no tienen cabida hasta que es demasiado tarde como para tenerlos. Y como bien dice Domingo, hay que elegir y saber pensar a largo plazo. También apunta algo con lo que puedo estar de acuerdo: que existe una perversa tendencia por parte del Estado a sustituir las funciones que antes cumplía la familia, como la educación, la asistencia, el cuidado sanitario y en la vejez. La familia se va haciendo menos necesaria. ¿Está Saturno devorando a sus hijos?

comparativa demografica india-japon

Comparativa evolución poblacional India- Japón. Baby Boom post-pandemia

Una aproximación personal. Super – spoiler: Es cuestión de perspectivas y cómo vemos el futuro en Occidente.

Bajo mi perspectiva, creo que la razón principal por la que no tenemos hijos en España y en Europa, y por el que no hubo un Baby Boom postpandemia, es por la falta de perspectivas positivas de la juventud sobre su futuro. Hablo de un argumento psicológico, de percepción personal. Hay otros argumentos económicos, sociológicos, que seguramente influirán. Pero el principal es personal y subjetivo, depende de cada persona.

Es decir, aquellos que pueden tener hijos no lo desean porque su futuro, la viabilidad de sus proyectos vitales, no están asegurados. Si no pueden asegurarse el futuro a sí mismos, si su propio futuro es incierto … ¿cómo van a poder asegurarle el futuro a sus hijos? Sería de locos traer un hijo al mundo con tanta incertidumbre. Reales o no, somos una sociedad muerta de miedo, asustados por las perspectivas maltusianas de nuestra filosofía, por las amenazas del fin del mundo ecológicas, por la desesperanza del desempleo y de la falta de oportunidades. Además, crecemos en sociedades pasivas, condenadas a la inactividad (que incluso se fomenta por parte de los poderes públicos). Se crea un terreno fértil para pensamientos negativos sobre el futuro, abonado por una realidad poco alentadora. En este sentido, este artículo de Leonardo Ordóñez sobre la Globalización del Miedo, es esclarecedor (Publicado en OpenEditions Journal). A partir de la Guerra Fría, el miedo global al desastre ha calado en las sociedades.

Pero mi hipótesis sobre la falta de perspectivas positivas de la juventud es simplemente una percepción personal. Tan poco científica como una opinión de bar. Es un problema con múltiples aristas y multidimensional. Y al que deberíamos aproximarnos con mucho cuidado. Soy consciente de que para confirmar esta hipótesis a nivel estadístico, se debería de hacer un análisis de regresión entre una variable cualitativa de percepción psicológica (valoración de la confianza en el futuro, o quizás valoración de las perspectivas sobre el futuro y desempeño personal) con otras cientos de variables cuantitativas y cualitativas del tipo hijos concebidos, ingresos reales, importe de ayudas públicas, madurez y fertilidad, etc…. Un trabajo propio de los investigadores universitarios, con tiempo y recursos (copien mi idea, por favor). A pesar de algunos intentos públicos como este de la oficina del Defensor del pueblo (click aquí), creo que aún falta un estudio serio, profundo e imparcial, no politizado, sobre las causas de un problema tan grave para la España del futuro. Porque es EL problema. En datos del 2016, 1,34 hijos por mujer. Menos aún si quitamos a los hijos de inmigrantes. Lleva a que en 2050 seamos 41 millones de españoles, 8 millones menos que ahora y mucho más viejos. Una sociedad más vieja es una sociedad aún más anquilosada, menos creativa, menos dinámica, más dependiente. Y esto no se arregla con inmigración. A no ser que sea tan masiva y tan rápida (en 30 años) que en el país que quede no seamos capaces de reconocernos a nosotros mismos.

Sin embargo, buceando en internet he encontrado un estudio muy interesante proveniente de una alumna de mi antigua Universidad, la Universidad Pontificia de Comillas. Nos puede dar algunas pistas: “ANALISIS DE LOS FACTORES QUE INFLUYEN EN LA FECUNDIDAD”, de Cristina Cavero Bernardo. Con directora de Tesis Cristina Lozano Colomer. Felicito desde aquí a la investigadora. No la conozco, pero le pongo un 10, me encanta su estudio. En este escrito no quiero criticar su estudio, sino utilizarlo como guía para mi propio pensamiento. Es un estudio de junio de 2019 e invito a su visita aquí: https://repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/11531/27895/tfg%20ade.pdf?sequenc

Cristina Cavero indica acertadamente varios factores que influyen en el descenso de fecundidad en España. Destaco 5:

  • la inseguridad laboral y económica. Voilá!
  • la incorporación de la mujer a estudios superiores, con una relación negativa. Este factor está relacionado con la reducción de la “ventana de concepción”. Estoy de acuerdo con la autora y es un argumento clásico cuando se aborda este tema. Pero creo firmemente que la incorporación de la mujer (y del hombre) a estudios superiores está íntimamente ligado al intento de reducir incertidumbre en perspectivas vitales (mi loca tesis). El mayor nivel educativo se busca para mejorar las posibilidades de encontrar empleo.
  • cambios culturales y educacionales. Es decir, cambios a nivel sociológico. De acuerdo, somos una sociedad que, en parte, desincentiva la concepción: ¿Cómo vas a ser padre tan joven, si aún tienes mucho por vivir?. Y hay un menor número de embarazos no deseados llevados a términos (lo que considero, en parte, un logro). ¿Es esta la principal causa? Sigamos estudiando los factores.
  • la ausencia de incentivos (públicos) a la concepción. Concedo que los incentivos pueden ayudar a reducir la incertidumbre, pero este punto discrepo con nuestra investigadora. Hay países con grandes incentivos a la concepción que han fracasado en su lucha contra la baja natalidad: nórdicos, Francia, Holanda…
  • la flexibilidad laboral y la existencia de impedimentos a la conciliación laboral. Bajo mi punto de vista, ayudaría, pero no resultarían definitivos. Por la misma razón que en el punto anterior, hay países que incluso dan ¡2 años! de baja paternal-maternal, como Noruega… que van de cabeza al desastre demográfico. La flexibilidad laboral influye en el sentido de que proporciona inseguridad sobre el futuro (= perspectivas negativas).

El primer factor es exactamente mi punto. Inseguridad. Perspectivas negativas. La autora, Cristina Cavero, cita además un estudio/autor del CSIC, Delgado (2013), refiriéndose al descenso de natalidad tras la crisis económica de 2008: “La actual coyuntura económica no facilita la maternidad; si no hay empleo no hay emancipación, ni acceso a la vivienda, ni hijos”. Es decir, percepción negativa del futuro. Porque la coyuntura económica actual se proyecta al futuro, es nuestra herramienta fundamental para hacer predicciones de futuro. Saber que el Covid19 iba a producir una crisis económica redujo la voluntad inversora entre los españoles. Y también la voluntad de tener hijos.

malthus y el miedo al crecimiento poblacional
piramide poblacional españa 2019

Estamos desmoralizados. Y la propia pandemia impide el baby boom postpandemia.

Creo que, dentro de la variable psicológica “percepción positiva del futuro” podríamos encontrar varios subfactores o componentes. Por ejemplo, la posibilidad de tener empleo jóvenes es uno de ellos. Con empleo, las perspectivas positivas sobre el futuro son mucho más altas y las ganas de tener hijos también. El empleo, en lugar de retrasar la edad de concepción, la adelanta. Además, es requisito indispensable que la llegada de ese empleo sea cuando se es joven, cuando se tiene energía y fertilidad para tener hijos. Sólo cuando se tiene un empleo, los padres jóvenes planificadores se plantean tener hijos y tienen éxito en su intento. Por eso sólo han tenido hijos los famosos en este periodo Covid-19. Porque ellos sí tienen asegurado el futuro, sus perspectivas son positivas.

Otra sub-variable podría ser la madurez psicológica de la población. En el sentido de que las mentes maduras son capaces de relativizar los problemas y afrontarlos con valentía. De mirar cara a cara al miedo y sobreponerse a él. También influye a la hora de sostener relaciones estables y a largo plazo, en el momento de hacernos cargo de responsabilidades como tener un hijo. ¡La sobreprotección nos está matando!

Nombraré otras sub-variables psicológicas pero no profundizaré en ellas, porque solamente tengo sospechas de su participación en el fenómeno: el miedo a equivocarse en la elección de la pareja o a la posterior ruptura con hijos, el abandono de la religión, el hedonismo, el nihilismo (ya no creemos en nada, ni siquiera en la familia), la percepción de los hijos como obstáculos para la liberación de la mujer. Y la falta de confianza en instituciones y en realidades cambiantes. Un mundo en cambio, en plena revolución tecnológica trae incertidumbre. Lo malo es que la incertidumbre es la enemiga de la planificación.

En las sociedades sin miedos al futuro, en sociedades con esperanza en las franjas de edad fértiles o que carecen de la información catastrofista que manejamos en Occidente, tienen hijos. África central, Irán y los “istanes”, y el sudeste asiático son ajenos al discurso del miedo y las perspectivas negativas que tenemos en Occidente. Y están experimentando crecimiento poblacional. A pesar de todos los problemas que tienen (muchos sin duda), a pesar de la corrupción, a pesar de las políticas anticonceptivas fomentadas por la ONU y los esfuerzos del resto de organismos supranacionales para control de la población en esos países… tienen crecimiento poblacional basado en unas perspectivas favorables sobre el futuro. O en un desconocimiento total del mismo. Ven que están mejor que pocos años antes, que los conflictos armados se han reducido o aminorado, que su calidad de vida es mejor… y confían en que sus hijos estarán mejor que ellos.

Oye… pero en China han crecido como locos, saben que van a ser la próxima superpotencia mundial, sus perspectivas no han podido ser más positivas… ¡y tienen un crecimiento poblacional negativo!. Es cierto. Pero China ha tenido una fuerte intervención gubernamental con la política del hijo único. En la China de los 80 fueron los pioneros con el miedo a la bomba demográfica que tenían en sus manos y el gobierno empezó a tomar medidas legales muy duras de control poblacional. Muchas de las niñas nacidas no eran registradas. O, en el peor de los casos, eran abandonadas. Porque sus padres querían seguir intentando tener un hijo único varón. De ahí que las perspectivas positivas de crecimiento que ha experimentado la clase media china durante las últimas dos décadas no se hayan podido concretar en una explosión demográfica. Por cierto, China ha retirado las medidas de control de natalidad hace poco. Quizás ellos sí puedan llegar a tener un Baby Boom postpandemia.

Pero… ¿no será la pobreza la condición anti-baby que estamos buscando?

Cuando los inmigrantes vienen a Occidente, vienen usualmente sin nada, a empezar de cero. Son, inicialmente, pobres y jóvenes. Pero, en los primeros años de estancia, en cuanto pescan un trabajo (y lo hacen antes que los españoles y en peores condiciones generalmente) tienen hijos. A pesar de ser pobres, de vivir peor que sus nuevos compatriotas, sus perspectivas sobre el futuro han mejorado. Se ven en una situación mejor que su posición pre-migración, que pueden ofrecer un futuro para sus hijos… y los tienen. En sus culturas, ser padres con 18-20 años (y, por supuesto, antes) es algo habitual. Luego no iba tan desencaminada Cristina Cavero en su estudio. Porque, unos años más tarde, en cuanto los inmigrantes se “contagian” del sentimiento general y a pesar de que las cosas les vayan mejor, dejan de tener hijos. Por eso creo que la inmigración mitiga, pero no soluciona el problema.

Desde los partidos de izquierda se suele desviar la atención hacia la pobreza y a los factores materiales (causada por el capitalismo, su ogro feroz). Y se nos dice que ésta desincentiva tener hijos. Pero la pobreza actual, la pobreza que se sufre justo en este momento, jamás ha sido un obstáculo para la procreación en la India, sudeste asiático, África… o incluso en la misma España cuando era pobre.

Nuestros abuelos eran pobres, carecían de todo aquello que hoy reclaman los partidos para que los españoles vuelvan a tener hijos. Pero tenían fe en el futuro. Eran optimistas. Creían firmemente que sus hijos iban a tener mejores oportunidades que ellos, que el país iba a estar mejor en el futuro y que todo iba a ir bien. Tenían un país que iba a mejor y confiaban en su propio pueblo. Esa percepción, lamentablemente, ha desaparecido. Nadie quiere tener hijos para dejarlos en un país y en una sociedad que se autopercibe degradándose y yendo a peor económicamente, dividida y polarizada. ¿Y, se dan cuenta? Ahí sí que podrían hacer algo útil nuestros políticos por nosotros.

Y quizás sea cuestión sólo de perspectiva: de que vemos que las cosas van a peor cuando realmente no es así. En general, tenemos un país bastante decente comparado con las décadas de 1960-70-80, a pesar de todos los problemas que aún seguimos teniendo. Ahora tenemos un PIB per cápita mucho mejor que entonces, nuestros avances en medicina y tecnología hacen nuestra vida mucho más fácil, es un país menos contaminado, más verde, con menos delincuencia y con gente mejor educada. Sin embargo, la sensación que tienen nuestros jóvenes es que todo será cada vez peor.

Y eso ha permeado en nuestra psique colectiva y nos está derrotando como sociedad.

Para investigar más:

Excelente análisis del problema en los vídeos de uno de nuestros economistas de cabecera, Domingo Pérez Gimeno
https://www.youtube.com/watch?v=_hxXLqKYgpo
https://www.youtube.com/watch?v=m3arRAdtSH0

Interesante informe de La Caixa:
https://fundacionlacaixa.org/documents/10280/240906/vol38_es.pdf/1a8a03c9-e39a-4853-b15b-bb856989e7d4

El informe mencionado de Cristina Cavero, de la Universidad Pontificia de Comillas, puede ser consultado al completo aquí: https://repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/11531/27895/tfg%20ade.pdf?sequenc

Este artículo sobre el Baby Boom postpandemia está relacionado con la sociología, la demografía y la psicología colectiva, campos que nos interesan tanto como la investigación de mercados o los sociobarómetros. Cuenta con Eureka! Marketing para tus estudios socioeconómicos. Contacta con nosotros sin compromiso y pídenos presupuesto. Estaremos encantados de colaborar contigo.